¿Por qué tanto escepticismo de las DeFi? ¿Son tan peligrosas?

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La DeFimania del 2020 ha sido reemplazada por la “NFTmania” del 2021. En este espacio, siempre hay una moda. Siempre hay una gran revolución a la vuelta de la esquina. Me refiero a esos amores eternos que duran un par de meses. Las pasiones se desatan y el fanatismo nace. Pero todo es muy efímero. Un proyecto despierta entusiasmo desmedido un día.  Y, al otro día, la persona que juró devoción por siempre se va en un dos por tres por lo más nuevo. El tiempo pasa y ya podemos hablar de las finanzas descentralizadas (DeFi) con algo de objetividad. 

El pasado jueves 16 de septiembre, la reconocida revista británica The Economist dedicó su portada al tema DeFi. En conclusión, “se trata de algo peligroso y debe ser regulado”. Ahora bien, ¿cuál es el peligro? Se podría decir que el peligro es la seguridad, el fraude, la manipulación, y el lavado de dinero. En el ecosistema cripto, por lo general, toda crítica se interpreta como un ataque. Debemos recordar que, en esta posmodernidad, ya casi nadie conversa para aprender. Se participa en el debate público para ganar. Así de sencillo. El objetivo final es la victoria de nuestras creencias. Aceptamos lo que confirma nuestras ideas. Lamentablemente, en el mundo de hoy, el desacuerdo es sinónimo de enemistad. 

Ahora bien, lo nuevo genera dos reacciones opuestas. Unos le tema a lo nuevo. Y otros idolatran lo nuevo. Ambos extremos son nocivos. O sea, estás a favor de DeFi o estás en contra. No hay medias tintas. Las cosas se aceptan en su totalidad o se rechazan en su totalidad. Lo que, francamente, me parece absurdo, porque toda innovación es imperfecta. Sobre todo, al principio, es un trabajo en proceso que necesita el beneficio de la duda. El crítico radical puede matar la innovación. Pero el adepto fanático también puede matar la innovación. ¿Por qué? 

Bueno, pensemos en la invención de los hermanos Wright: El avión. El fanático podría decretar la invención de los hermanos Wright como perfecta en su etapa temprano, oponiéndose a toda mejora. Ese fenómeno es más común de lo que creemos. Por ejemplo, pasa mucho con el código Bitcoin y la santificación de su creador, Satoshi Nakamoto. Muchos, de hecho, citan las palabras de Satoshi como si se tratase de un ángel proviniendo del cielo. Se pretende que el código es perfecto y que Satoshi era un genio en todos los ámbitos de la vida. Al parecer, las intenciones de Satoshi deben importar. Y Bitcoin no puede salirse de su línea dogmática. ¿A quién le importa la voluntad de los hermanos Wright? 

En fin, la gente hace y deshace con los inventos. En lo personal, me importa tres pepinos la idea original de Bitcoin. Yo usó Bitcoin en la medida de mi conveniencia. Así lo hago con el avión, el computador, el automóvil o la bicicleta. La tecnología está al servicio del ser humano. Si la humanidad se limitará a usar la tecnología, porque se deben respetar los deseos de su creador, no habría progreso. En otras palabras, lo nuevo se puede criticar, reformar, modificar y mejorar. Eso no significa una traición por parte del usuario. En todo caso, es una contribución. 

¿DeFi es algo bueno? Si. ¿Es DeFi perfecto? No. DeFi está en pañales. Obvio que presenta fallas. La meta debe ser solventar esas fallas gradualmente. Me gustó el artículo de The Economist. No ganamos nada en absoluto con ponernos a la defensiva y tildarlo como un ataque del sistema a la “revolución”. El primero en decir que el avión de los hermanos Wright no era muy práctico no fue quemado en la hoguera. Debemos recordar que el progreso es hijo de la crítica. 

Ahora bien, ¿En que se debe mejorar?  Lo primero es la seguridad. La tecnología aún es muy insegura. Eso implica que debemos dejar a un lado la arrogancia y mejorar la tecnología. La reciente falla de Solana es un ejemplo. Solana promete mucho. Pero no es lo mismo prometer que demostrar. ¿Qué es lo mejor que tiene Solana?  ¿Por qué tanto entusiasmo? ¿Por qué tantas alzas? Bueno, todos hablan de su grandiosa tecnología. Pero ahí está el detalle. En la palabra: Hablar. Hablar es gratis. Hacer es difícil. La realidad enseña humildad. Solana presenta una gran falla. El precio se desploma. Se cae la utopía. 

Esto explica la presencia de tantas modas en este espacio. Se vende una fantasía y se hace dinero con la fantasía. No obstante, se carece de la paciencia para construir la verdadera “revolución”. Entonces, se adopta una nueva fantasía. Ayer fue DeFi, hoy son los NFTs, mañana será otra cosa. Lo cierto es que el ecosistema DeFi aún requiere mucho trabajo. En su estado actual, implica un gran riesgo. Eso, por supuesto, no debe ser motivo para el desánimo. Todo lo contrario. De hecho, es un llamado al trabajo. 

Es importante no caer en los extremos. Obvio que hay desafíos, riesgos y peligros. Pero también hay grandes oportunidades. Claro que no es un sistema perfecto. Pero es un sistema perfeccionable. O sea, no podemos dejarlo a un lado ante la presencia de los primeros obstáculos. En mi opinión, hay que escuchar a los críticos con mucha atención. Después de todo, son nuestros futuros usuarios los que hablan. 

El escepticismo se debe a la novedad. Es decir, al carácter experimental del proyecto. Obviamente que se trata de algo nuevo y todavía presenta muchos problemas. Bien sabemos que Internet en los años 90 no era el mejor. No obstante, se reconoció su potencial. Y ese potencial fue el que motivó todas las inversiones que se realizaron. DeFi tiene fallas, pero, también, tiene potencial. Eso no lo podemos olvidar. Debemos seguir invirtiendo en la idea, pero sin romantizarla. 

De todas las modas en este espacio, algo de lo viejo queda. La atención del público siempre se desvía hacia lo último, pero ahí queda un equipo trabajando. Ese trabajo, tarde o temprano, dará frutos. El crecimiento orgánico es lento y, en muchos casos, imperceptible. Sin embargo, así se construye el futuro: Paso a paso. No se puede decir lo mismo con las modas. En el momento, es muy difícil saber cuáles son las modas que sobrevivirán y cuáles son las que no llegarán a nada. DeFi tiene futuro. Pero debemos ser pacientes. Todavía hay mucho camino por recorrer.

FUENTE: cointelegraph.com

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